Cómo vivieron los cubanos el triunfo de la Revolución sandinista en Nicaragua

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* «Siempre recordaré con mucho cariño lo que hizo Daniel Ortega en la plaza de la Revolución —cuando falleció Castro en noviembre de 2016— cuando preguntó ‘¿dónde está Fidel?’. Fue Ortega quien sacó la frase ‘Yo soy Fidel’ del corazón de los cubanos», recordó el historiador Ernesto Limia.

El triunfo de la Revolución nicaragüense el 18 de julio de 1979, fue para Cuba una señal de que América Latina algún día caminaría unida por la senda de la justicia social y los Gobiernos de izquierda. A 40 años de este evento, Sputnik te cuenta cómo lo vivieron los cubanos.

El historiador cubano Ernesto Limia tenía 11 años cuando triunfó el sandinismo en Nicaragua. Aunque apenas cursaba el sexto grado recuerda que la victoria de otra revolución sembró la alegría en toda Cuba: desde 1959, era la primera vez que triunfaba un movimiento revolucionario en el continente por la lucha armada.

Para el pequeño Ernesto hubo un momento que quedó grabado en su memoria y que marcó con sangre el júbilo de los de su pueblo: la muerte del maestro cubano Aguedo Morales Reina, miembro del contingente de maestros Augusto César Sandino, que había partido hacia Nicaragua a alfabetizar después del triunfo.

«Lo recuerdo con mucha fuerza, quizás porque era muy niño, cuando asesinan a Morales Reina fue muy impactante para mí. Es un nombre que nunca he olvidado», expresó Limia.

Muchos voluntarios cubanos acudieron a alfabetizar al pueblo nica, en una misión internacionalista que pretendía seguir el modelo de la campaña de alfabetización que enseñó a leer y escribir a más de dos millones de cubanos en 1961.

Ya como historiador, Limia aprendió a colocar el nombre de Morales Reina en el difícil contexto que enfrentó Nicaragua después del triunfo revolucionario de 1979. Sólo un año más tarde llegaba al poder en EEUU el presidente Ronald Reagan quien había elegido a Alexander Haig como Secretario de Estado, un ex comandante de la OTAN.

En México, Haig tuvo un encuentro con el vicepresidente cubano Carlos Rafael Rodríguez, a quien amenazó con una invasión si no se retiraban a los maestros cubanos de Nicaragua. El entonces Secretario de Estado tenía la idea de que Cuba había puesto más de 100.000 militares en Centroamérica y esto sólo podía suponer una amenaza para EEUU.

Según contó Limia, el diplomático cubano advirtió a Haig del tremendo error de esta suposición, y le advirtió que el Gobierno de la isla no iba a retirar a sus maestros. A nivel político, apoyar a Nicaragua representaba también defender una parte de Cuba.

Pero Nicaragua también marcó un hito en la historia de Latinoamérica. Limia recuerda cómo en los años 60 existía la teoría de que el ejemplo de Cuba era único en América, hipótesis que tomó fuerza con la muerte del Che Guevara en La Higuera en 1967.

«Era como un catecismo, decían que la Revolución era única y que no existía la menor oportunidad de triunfar si no era por la regla de la democracia representativa. Y el 19 de julio de 1979 el triunfo de la Revolución nicaragüense rompió esa regla», indicó el historiador.

«Es una revolución que también Cuba sintió como una responsabilidad. El Gobierno cubano nunca dejó de apoyar a Nicaragua, como mismo apoyamos a todos los movimientos de liberación en la década de 1960», agregó el cubano.

Además, entre Cuba y Nicaragua «ya existía una cercanía espiritual». Limia contó cómo muchos nicaragüenses que cayeron durante esos años y otros tantos que llegaron al triunfo de 1979 habían estudiado y se habían preparado en la isla.

El Gobierno de Fidel Castro contribuyó a la unidad de las fuerzas revolucionarias y albergó a reconocidos militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional que recibieron entrenamiento en Cuba como el propio comandante Carlos Fonseca, héroe nacional de Nicaragua.

«Había un gran vínculo espiritual entre las dos revoluciones y fue un renacer de esa épica que envolvió a los cubanos tras la victoria de 1959 y, sobre todo, significó su expansión. Cuando parecía que los años 70 iban a culminar como una década frustrada por la persecución y la muerte que vivieron los revolucionarios en Latinoamérica, triunfa la revolución nicaragüense y fue una cosa tremenda», comentó Limia.

De Nicaragua para Cuba

Los poetas y cantautores cubanos no tardaron en reflejar la efervescencia del triunfo nicaragüense en su arte. La nueva trova convirtió en himno aquella ‘Canción urgente para Nicaragua’, que Silvio Rodríguez compuso en 1983 y que aparece en su famoso disco ‘Unicornio’.

Limia también recuerda dos canciones que marcaron a una generación de cubanos y que surgieron de ese estrecho vínculo con Nicaragua: «Comandante Carlos Fonseca» y «Chamamé a Cuba», que popularizó el grupo Moncada por toda la isla.

¿Dónde está Fidel?

En julio de 1980, un año después de que triunfara la Revolución Popular Sandinista, el joven Daniel Ortega, le dio la bienvenida en el aeropuerto de Managua a Fidel Castro. Esa estrecha relación se mantuvo hasta el último día de la vida del líder cubano.

«Siempre recordaré con mucho cariño lo que hizo Daniel Ortega en la plaza de la Revolución —cuando falleció Castro en noviembre de 2016— cuando preguntó ‘¿dónde está Fidel?’. Fue Ortega quien sacó la frase ‘Yo soy Fidel’ del corazón de los cubanos», recordó el historiador.

«No se puede contar la historia universal del siglo XX sin hablar de Nicaragua y lo que significó el triunfo de la revolución sandinista para el movimiento revolucionario internacional en una época en que el socialismo parecía que iba en franco declive», concluyó el experto.

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