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La Rusia de hoy no es económicamente la misma que se anexó Crimea hace ocho años.
El gobierno de Putin ha acumulado durante estos años enormes reservas de divisas y ha recortado sus presupuestos para mantener su economía y sus servicios gubernamentales en funcionamiento, incluso bajo aislamiento.
Así, ha reorientado el comercio y buscado reemplazar las importaciones occidentales, de forma tal que le sea más fácil evadir las sanciones.
Al punto que, según analistas, el mandatario ruso está en capacidad de mostrar que puede soportar las sanciones por más tiempo de lo que supone Occidente.
El lunes, en una reunión con su Consejo de Seguridad, Putin preguntó a varios ministros qué tan preparada está Rusia para hacer frente a sanciones, a lo que sus funcionarios respondieron que Occidente pondría trabas a Rusia de cualquier forma y que el país estaba preparado para ello.
Para enero de este año, las reservas internacionales del gobierno ruso en divisas y oro estaban en niveles récord, con un valor de más de US$630.000 millones.
Esa es la cuarta cantidad más alta de tales reservas en el mundo y podría usarse para ayudar a apuntalar la moneda rusa, el rublo, durante un tiempo considerable.
Solo alrededor del 16% de las divisas de Rusia se mantienen actualmente en dólares, frente al 40% de hace cinco años. Alrededor del 13% ahora se mantiene en renminbi chino.
Mientras que cerca de la mitad de los activos y pasivos externos bancarios totales de Rusia están en dólares estadounidenses, según datos del banco central.
Es una disminución aproximada del 80% en 2002 y el 70% a principios de 2014.
Todo esto está diseñado para proteger a Rusia tanto como sea posible de las sanciones lideradas por Estados Unidos.
Menor dependencia
También ha habido otros cambios en la estructura de la economía rusa.
Con el tiempo, el país ha reducido su dependencia de préstamos e inversiones extranjeros y ha estado buscando activamente nuevas oportunidades comerciales fuera de los mercados occidentales.
China tiene una buena parte en esa estrategia.
En fechas recientes, Putin viajó a Pekín para participar en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, mientras la mayoría de los gobiernos de Occidente desistieron de enviar a sus funcionarios a la ceremonia en boicot diplomático por los abusos a los derechos humanos en el país asiático.
Y el lunes en la noche, mientras la mayoría de las naciones condenaba en el Consejo de Seguridad de la ONU la decisión de Putin de reconocer como «repúblicas independientes» las zonas rebeldes de Donestk y Luhansk, el gobierno chino fue de los pocos que no se sumó al cuestionamiento y se concentró en llamar al entendimiento «de todas las partes».
Otros mecanismos
El gobierno de Moscú también ha dado los primeros pasos para crear su propio sistema de pagos internacionales, en caso de que lo corten de Swift, un servicio de mensajería financiera global supervisado por los principales bancos centrales occidentales.
Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, asegura que «personas y entidades» amenazan «la integridad territorial, la soberanía y la independencia de Ucrania».
Esta ha sido una de las sanciones que ha valorado Occidente y que solo se ha aplicado una vez en la historia, por lo que no está claro cómo pueda impactar a Moscú o qué alternativas podrá encontrar dada su cercanía a China.
El Kremlin también ha recortado el tamaño de su presupuesto, priorizando la estabilidad sobre el crecimiento, lo que ha significado que la economía rusa ha crecido a un promedio de menos del 1% anual durante la última década, pero puede haberse vuelto más autosuficiente en el proceso.
«Lo que Rusia está haciendo, en efecto, es construir casi un sistema financiero alternativo para poder soportar algunos de los impactos de las sanciones que Occidente podría imponer», dice Rebecca Harding, directora ejecutiva de Coriolis Technologies.
«Pero habrá algo de dolor a corto plazo en todo esto y la vulnerabilidad del sistema ruso radica en que tiene una red muy delgada extendida por todo el mundo», agrega.
Los expertos coinciden en que una invasión de Ucrania podría ser un juego peligroso para Moscú.
Las sanciones a los principales bancos rusos, en particular a los bancos estatales, como los sancionados este martes por EE.UU., serían perjudiciales.
Pero Putin puede estar calculando que EE.UU., Reino Unido y la UE tienen intereses estratégicos ligeramente diferentes que considerar.
Obviamente, es más fácil para algunos países imponer sanciones a la industria rusa del petróleo y el gas que para otros.
La UE, por ejemplo, obtiene el 40% de su suministro de gas natural de Rusia, mientras Reino Unido obtiene alrededor del 3%.
La decisión de Alemania de suspender el gasoducto Nord Stream 2, por lo tanto, es perjudicial para Rusia, pero también tendrá un impacto directo en los precios de la energía en Europa occidental.
Apuntando a los oligarcas
Otra de las medidas en las que se ha enfocado Occidente es poner como objetivo de las sanciones a individuos de alto poder y con gran influencia en el gobierno: los llamados oligarcas.
Se dice que Putin no tiene dinero ni otros activos en el extranjero a su nombre (por razones obvias), pero que una red de simpatizantes ultrarricos se ocupa por él.
«Ha habido algunas sanciones contra los oligarcas desde 2014, pero no han ido lo suficientemente lejos. El cambio solo ocurrirá si están mucho más dirigidas contra ellos», dice la profesora Tomila Lankina del London School of Economics.
Londres es un foco particular, con su red establecida desde hace mucho tiempo de empresas fachada, propiedades e influencia política.
El gobierno de Reino Unido ha anunciado ahora nuevas sanciones contra personas específicas, pero el grupo anticorrupción Transparencia Internacional dice que hay alrededor de 1.500 millones de libras esterlinas (unos US$2.040 millones) de dinero ruso invertido solo en propiedades de Londres, gran parte de fondos retenidos en paraísos fiscales.
«Los gobiernos occidentales no solo le están fallando al pueblo ruso al permitir que esto suceda, también le están fallando a su propio pueblo», asevera Lankina.
El impacto
Los líderes occidentales han dejado en claro que las sanciones anunciadas en los últimos días son solo el primero de varios pasos potenciales.
La presión puede aumentar considerablemente dependiendo de cuál sea el próximo paso de Putin.
Pero ¿será suficiente para obligar a Rusia a cambiar de rumbo?
No hay duda de que las sanciones pueden tener un impacto, pero nunca se ha impuesto un paquete tan amplio en una economía tan grande como Rusia.
Y para hacerlo efectivo, Occidente tendría también que pagar las consecuencias a largo plazo.
De hecho, el mismo Biden dijo este martes que su gobierno estudia los mecanismos para evitar que las sanciones a Rusia se vean reflejadas en el precio de la gasolina en EE.UU.
«Quiero limitar el dolor que siente el pueblo estadounidense en la gasolinera. Esto es fundamental para mí», dijo.
«Como dije la semana pasada, defender la libertad tendrá costos también para nosotros y aquí en casa. Tenemos que ser honestos al respecto. Pero mientras hacemos esto, tomaré medidas enérgicas para asegurarme de que el dolor de nuestras sanciones esté dirigido a la economía rusa, no a la nuestra», agregó.