El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, llegó este martes a Brasilia por primera vez desde su victoria frente al mandatario Jair Bolsonaro, con el objetivo de acompañar de cerca la transición que tiene a Simone Tebet como líder en el área social. El juez del Tribunal Supremo Federal de Brasil, Alexandre de Moraes pidió a la policía que informe sobre los bolsonaristas que cortaron las rutas. Por otro lado, el silencio de Bolsonaro es total.
Bolsa Familia
El proceso de transición culminará con la toma de posesión de Lula el primero de enero próximo, y las negociaciones buscan garantizar la gobernabilidad con un Congreso potencialmente opositor. El mandatario electo fijó como prioridad que el programa Bolsa Familia, actualmente llamado Auxilio Brasil, garantice el pago de 600 reales, unos 120 dólares, destinados a la población humilde y el aumento del salario mínimo. «No podemos comenzar 2023 sin el Auxilio, sin un aumento real del salario mínimo. Fue prometido al pueblo en las urnas», dijo Gleisi Hoffmann, presidenta del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula.
Bloqueos de rutas
En tanto, en una transición que se vislumbra tan polarizada como la campaña, siete periodistas fueron agredidos por manifestantes bolsonaristas durante un acto de denuncia de fraude en el resultado electoral realizado en el estado de Mato Grosso do Sul, en el oeste brasileño, mientras continúan dieciseis bloqueos de carreteras en todo el país. Los reporteros fueron atacados este lunes por activistas frente a las instalaciones del Comando Militar del Oeste, del Ejército brasileño, en la ciudad de Campo Grande, donde también se demandó la intervención federal de las Fuerzas Armadas.
Tebet en la transición
El vicepresidente electo de Brasil, Geraldo Alckmin, confirmó este martes que la senadora Simone Tebet liderará el área social en el periodo de transición. «Simone es una de las grandes líderes de nuestro país. Nos ayudará en un grupo importantísimo. Tenemos dos grandes desafíos, uno económico y otro social», dijo Alckmin.
La declaración de Alckmin se adelanta así a la decisión final del partido de Tebet, el Movimiento Democrático Brasileño (MDB), sobre su presencia en el nuevo gobierno de Lula. Su líder, Luiz Baleia Rossi, condicionó cualquier participación de las siglas en el próximo ejecutivo a una consulta previa.
Si bien la decisión de que Tebet ejerza un papel destacado durante este periodo de transición puede verse como un paso previo a su presencia en el gobierno de Lula, Alckmin explicó que si bien ella tiene «pericia, experiencia y espíritu público» suficientes para ser ministra, aún es pronto para hablar de eso. En los últimos días ha tomado fuerza la posibilidad de que Tebet esté a cargo del Ministerio de Ciudadanía, que en el gobierno de Lula pasaría a llamarse de Desarrollo Social. Esta cartera gestiona ahora importantes programas como Auxilio Brasil, o realiza el registro de las familias con rentas bajas para repartir después las ayudas.
Si bien las obstrucciones de rutas tuvieron una brusca caída frente a las ocurridas la semana pasada, el juez del Tribunal Supremo Federal de Brasil, Alexandre de Moraes, determinó este lunes a la noche que la policía caminera y las policías de los estados informen en hasta 48 horas sobre todos los camiones y vehículos que bloquearon caminos y estuvieron en protestas frente a unidades militares.
«Determino a las Policías Civiles, Militares, Policía Federal y Policía de Carreteras el envío de todas las informaciones sobre la identificación de los camiones y vehículos que participaron activamente de los bloqueos y en las manifestaciones frente a los cuarteles de las Fuerzas Armadas (…) y que informen si identificaron líderes, organizaciones y/o financiadores de los citados actos antidemocráticos«, subrayó el juez en la decisión.
La semana pasada, luego del inicio de los bloqueos en rutas por parte de simpatizantes de Bolsonaro, Moraes resolvió que la policía actuase contra los cierres bajo pena de multa, y después exigió que presentaran los datos sobre las penalizaciones aplicadas a los infractores. Desde el inicio de las protestas, protagonizadas por grupos de extrema derecha, la Policía de Carreteras fue criticada por su escasa firmeza contra los manifestantes, y se abrió una investigación para aclarar si hubo algún tipo de omisión o negligencia, según las agencias de noticias.
Aunque la obstrucción de caminos disminuyó notablemente en los últimos días, este lunes se registraron escenas de violencia en los estados de Santa Catarina (sur) y Pará (norte), donde manifestantes ultraderechistas agredieron a los agentes de policía que acudieron a levantar los bloqueos.
Por su parte, la diputada Hoffmann consideró este martes que «no es normal» que persistan en Brasil focos de protestas bolsonaristas que piden un golpe militar contra la elección de Luiz Inácio Lula da Silva. «No es normal que haya gente en la puerta de los cuarteles y que se pida una intervención militar para impedir la investidura de Lula, el próximo primero de enero, tras haber derrotado en las urnas al mandatario Jair Bolsonaro el pasado 30 de octubre”, declaró Hoffmann a periodistas.
La presidenta del PT se refirió a pequeños grupos de ultraderecha que apoyan a Bolsonaro y que este martes permanecían acampados a las puertas de algunos cuarteles del Ejército, como ocurre en Brasilia. Según Hoffmann, esos grupos tienen derecho a hacer oposición una vez que Lula asuma la Presidencia, pero no tienen derecho a pedir un golpe, pues hubo unas elecciones y hay unos resultados que le dieron la victoria al líder progresista. La presidenta del PT consideró además que, en caso de que esas manifestaciones persistan, las instituciones deberán actuar de una manera firme y dar una respuesta política a esas protestas.
El silencio de Bolsonaro
Bolsonaro prácticamente desapareció de la vida pública, incluidas las redes sociales, desde que perdió ante Lula el 30 de octubre. El presidente ultraderechista se mantuvo en un silencio total sin precedentes durante casi 48 horas después de conocerse el resultado del balotaje presidencial, lo que abrió dudas sobre un posible cuestionamiento a la victoria de su rival y líder del PT.
Rompió el silencio el primero de noviembre, con un escueto discurso de apenas dos minutos frente a los periodistas que lo esperaban desde hacía dos días frente a su residencia oficial en el Palacio de la Alvorada, en Brasilia. Bolsonaro no reconoció explícitamente su derrota y evitó felicitar a su oponente por la victoria, dejando en manos de su jefe de gabinete, Ciro Nogueira, anunciar que había autorizado la transición con el futuro gobierno. Al día siguiente, volvió a hablar, en un breve video publicado en redes sociales, pidiendo a sus seguidores que desbloquearan las carreteras en numerosos puntos del país por camiones desde inicios de la semana.
Su agenda oficial muestra que permanece recluido en su residencia de Alvorada desde el primero de noviembre y en reuniones con ministros en la sede de la presidencia. Fuentes citadas por el diario brasileño O Globo atribuyeron esta prolongada ausencia a problemas de salud y revelaron que el mandatario, de 67 años, «llegó a presentar un cuadro febril y parecía abatido».
Por su parte, la cuenta de Twitter del mandatario, muy activo en esta red antes de su derrota, está prácticamente congelada desde la segunda vuelta electoral. Solo publicó una foto en la que aparece junto con simpatizantes, frente a una gran bandera de Brasil, sin ningún comentario, este martes por la tarde. Tampoco retomó su habitual transmisión en directo por redes sociales los jueves al final de la tarde.