Cabecillas de la nueva Contra ya están en Washington

Algunos de los elementos reclutados por el gobierno de Estados Unidos en Nicaragua, que estarían listos para pasar a formar parte del Directorio Político de las nuevas fuerzas contrarrevolucionarias dispuestas a ensangrentar nuestro país a como ocurrió en la década de los años 80 del siglo pasado, y recientemente en 2018, durante el fallido golpe de Estado. ¿Lo permitiremos?

Manuel Salvador Espinoza Jarquín*

Muchos ingenuos de la política desconocen hasta dónde pueden llevar a naciones enteras las ansias de poder y corrupción del ser humano. Sobre todo, nuestras nuevas generaciones desconocen capítulos dantescos que a nuestro pueblo le ha tocado pagar por los deseos de unos pocos “políticos-empresarios”, o sea la clase dominante oligárquica a lo largo de nuestra historia.

Por esa maldición de malinchismo entregado a la avaricia de poder, hegemonía y control global de los EE. UU sobre nuestros recursos, la historia sigue repitiéndose y en espiral. De ahí, que urge siempre estar compartiendo la historia, para que las futuras generaciones no se enreden tan fácilmente en artimañas y estratagemas bien y sutilmente hilvanadas.

Nuestra generación de los 80 sí recuerda muy bien cómo inició la guerra sangrienta el gobierno norteamericano contra Nicaragua en la década de los 80. Cómo la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA), se dio a la tarea de organizar y conducir una operación encubierta, que más tarde se conocería como “El Proyecto Nicaragua” o “El Proyecto Contra”, que tenía por objetivo macro impedir el supuesto avance del comunismo soviético en Centroamérica y en el plano táctico, el derrocamiento del gobierno sandinista para instalar a uno que respondiera a sus intereses como hasta el 19 de julio de 1979 lo había sido la dictadura somocista.

Los siguientes tres años, que integra nuestro artículo, debe servir para mantenernos en alerta y entender qué planes y acciones se realizan, tanto por parte de las administraciones yanquis y los quinta y sexta columnas de este país. El material utilizado es producto de muchos trabajos de norteamericanos exfuncionarios del gobierno USA, que nos facilitan estar al lado de la verdad histórica. El joven lector entonces podrá comparar con mayor facilidad, que lo que estamos viviendo en la coyuntura política nacional hoy día no es nuevo, ni casual. Simplemente es lo mismo de siempre, pero con nuevos aspirantes de poder y corrupción al servicio del imperio yanqui.

Lógicamente, las aspiraciones de mantener control sobre nuestra política nacional y recursos económicos por parte de las administraciones norteamericanas no surgen a raíz del triunfo de la Revolución Popular Sandinista (RPS) en julio de 1979, sino desde 1848 nos dicen los anales de la historia de las relaciones internacionales entre nuestros dos países. Pero nos podemos trasladar a una historia mucho más reciente de hace unos 45 años para encontrar la analogía histórica que persigue este artículo.

En 1978, El presidente de los EE. UU Jimmy Carter, había encomendado a la CIA que apoyara a un “Grupo de Moderados” de la oposición somocista para que estos conformaran un gobierno interino, con la permanencia casi intacta de la genocida Guardia Nacional (GN) de Somoza, y que fueran los norteamericanos los que avalarían a ese gobierno su existencia.

“Estos esfuerzos por impedir el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y salvar al régimen somocista bajo la lógica de un somocismo sin Somoza”, habían fallado ante el triunfo de la Revolución Popular Sandinista (RPS). Sobre esta estrategia pueden consultar el artículo de Visión Sandinista titulado “La Victoria Sandinista contra los Planes USA de “Un Somocismo sin Somoza” (nov 2021) (http://www. visionsandinista.net/2022/07/23/la- victoria-sandinista-contra-los-planes- usa-de-un-somocismo-sin-somoza/ ).

En 1979, también bajo mandato de Carter, la CIA creó un “Grupo de Choque”, con el fin de: a) pronosticar las posibles consecuencias políticas que la victoria sandinista sobre la dictadura somocista generaría en la región y b) la forma de neutralizarla. Desde luego, que habría que profundizar en un entramado de reuniones interagenciales de política exterior, alrededor del Consejo de Seguridad Nacional (CSN), para buscar la forma y el método de respuesta del gobierno USA a un cambio político – militar regional y global, que representó el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en materia de correlación de fuerzas globales a favor del campo y sistema socialista y el grado de amenaza a su seguridad nacional en el marco del enfrentamiento de la Guerra Fría. Y es producto de esta serie de reuniones del ejecutivo de la administración Carter, que los primeros planes y acciones antisandinistas a pocas semanas del triunfo en julio de 1979, se comienzan a realizar.

Entre julio y agosto de 1979, el coronel Pablo Emilio Salazar, ex alto oficial de la Escuela de las tropas especiales de la GN, quien arribó a Miami el 27 de julio de 1979, después de haber obtenido refugio para sus tropas en El Salvador, establece las primeras acciones de conexión en Centroamérica para organizar a los exguardias somocistas en operaciones militares contra el régimen sandinista. El 1 de agosto de 1979, un grupo de oficiales de la G.N., encabezados por Salazar, testificó en una conferencia de prensa en Washington, organizada por el congresista John M. Murphy de Nueva York, para dar a conocer las supuestas “atrocidades” que los sandinistas estaban cometiendo contra la población civil en Nicaragua para instaurar un régimen comunista. Con toda seguridad, por su preparación y desempeño contra la guerrilla sandinista en el Frente Sur de Nicaragua, este iba a ser el jefe militar del proyecto Contra, pero fue neutralizado por un comando argentino en Honduras y la recién formada Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE).

Entre noviembre y diciembre de 1979, la organización de los grupos militares para la operación encubierta, se da a finales del 79, integrando en ésta a los miembros de la “Legión 15 de Septiembre” radicados en Guatemala. Testigos afirman que dos norteamericanos, oficiales de la CIA, visitaron una casa de seguridad ubicada cerca del aeropuerto “La Aurora”, en ciudad Guatemala. Uno de ellos se identificó como el jefe de la estación CIA en Honduras y les explicó que ellos estaban listos para proporcionarles ayuda paramilitar encubierta si demostraban ser serios. Para eso, él les sugirió que debían de generar algunos fondos de forma independiente. Ante esta exigencia, los exGN, se dieron a la tarea de realizar robos y secuestros en Guatemala, lo que generó que, nuevamente, el jefe de la estación CIA en Tegucigalpa regresara y les ordenara detener ese tipo de actividades.

En esa primera etapa, la organización de los ex guardias somocistas, la selección de mandos, su reubicación e instalación en Honduras y El Salvador, su financiamiento y entrenamiento fueron los elementos base que integrarían el embrión del “Programa Contra” de la CIA. Paralelamente, se trabajaba en función de la selección del directorio político de esa fuerza paramilitar, que sería el rostro mediático de la contrarrevolución, que podía vender la crítica al totalitarismo sandinista y la lucha libertaria a la que supuestamente estaban comprometidos.

En el otoño de 1980, el presidente Jimmy Carter firma varias órdenes ejecutivas presidenciales, autorizándole a la CIA implementar acciones encubiertas en América Central. Estas tenían por excusa el interceptar el envío de armas a la guerrilla salvadoreña (FMLN) desde Nicaragua y apoyar a las fuerzas locales de seguridad en su lucha contra los “comunistas terroristas”, entrenándolos y armándolos.

Para ese entonces, un grupo de exGN somocistas se entrenan en una finca en Guatemala, llamada “Destacamento- 101”. Estos eran soldados de la “Legión 15 de septiembre”, que cometían todo tipo de fechorías y crímenes pagadas para el bajo mundo criminal de las mafias guatemaltecas y por órdenes de Ricardo el “Chino” Lau (exjefe de las operaciones de inteligencia de Somoza), y el asesino Roberto d’Aubuisson, quien fue denunciado por contratar el asesinato de monseñor Arnulfo Romero en El Salvador. Es en esa época, que Enrique Bermúdez (alias 3-80) llega a Guatemala.

El 1 de diciembre de 980, el gobierno sandinista libera a 600 exguardias nacionales. Dos meses atrás se habían liberado un total de 150 exGN, para un total a esa fecha de 750 reos puestos en libertad.

A finales de 1980, un grupo de ex GN somocistas son entrenados en Argentina en actividades paramilitares.

En diciembre de 1980, por su trayectoria política, Alejandro Martínez Sáenz (Comandante Martínez) un opositor al somocismo desde 1948 que terminó como comandante del FSLN en el Frente Sur hasta 1979, fue contactado en San José, Costa Rica, por dos oficiales norteamericanos, uno de la CIA y otro de la Agencia de Inteligencia del Pentágono (DIA) o sea la inteligencia militar.

El de la CIA le expresó que los EE. UU, querían que él comandara un nuevo movimiento antisandinista y lo invitaron a ir a Washington. ¿Por qué a él, ante la existencia de muchos exiliados somocistas puros viviendo en Miami, Washington DC, Guatemala, Honduras y El Salvador? Sencillamente porque era necesaria la creación de un directorio político que no aparentara el carácter somocista o su relación con los EE.UU., sino de un sandinista verdadero pero resentido con la influencia comunista en Nicaragua después del triunfo de la revolución.

El 15 de enero de 1981, Martínez Sáenz llega a Washington D.C y lo alojan en el L ́Enfant Plaza Hotel. Posteriormente fue trasladado a una casa de seguridad en Georgetown. Ahí se reunió con ocho norteamericanos que trabajaban para varias agencias del gobierno USA, como el Departamento de Estado, Pentágono, CIA, Consejo de Seguridad Nacional (NSC). Sus propuestas consistían en:

Organizar pequeñas unidades de propaganda para ingresar en Nicaragua y promover la desestabilización política. Abrir dos frentes de lucha. (Norte y Sur). Aceptar que los exguardias somocistas conformarían el Estado Mayor y dirigirían la guerra. El mayor Manzano estaba entre los principales candidatos a dirigir ese eje de derrocamiento.

El 20 de enero de 1981, cinco días después de la visita a Washington de Alejandro Martínez Sáenz, se da la toma de posesión de la Casa Blanca por Ronald Reagan, lo que nos demuestra que las agencias norteamericanas del ejecutivo no sólo habían estructurado un plan de acción, sino que ya lo estaban implementando.

De igual manera, Edgard Chamorro, de la Unión Democrática Nicaragüense (UDN), confirmó que entre 1980 e inicios de 1981, el papel del gobierno norteamericano fue la organización de la Contra. También Chicano Cardenal, de la UDN, viajó varias veces junto a oficiales de la CIA a reuniones con los exGN, y ante las muestras de rechazo de los dos de involucrarse con los militares por los crímenes cometidos durante el régimen de Somoza, los de la Central de Inteligencia les aseguraron que eran inicialmente indispensables para iniciar el plan de derrocamiento del FSLN, pero que posteriormente el directorio político civil estaría a cargo de la nueva organización que dirigiría la guerra.

Los planes dejan de ser secretos

Em marzo de 1981, tras la firma de órdenes ejecutivas presidenciales en relación a Centroamérica, Vernon Walters, un embajador en misiones especiales, es enviado a negociar con los Contras y los argentinos.

En ese mismo mes, Eddie Adams, fotógrafo de la revista Parade, publicó su primer encuentro con los “Contras”, entrenándose en un campamento ubicado a 20 minutos en carro del aeropuerto internacional en Miami. El entrevistó a “Max Vargas” creyendo que era un Contra, pero en realidad era un oficial operativo de la CIA de origen cubano de nombre Felipe Vidal.

Posteriormente el New York Times visitó otro campamento llamado “Cuba” y entrevistó al comandante del campo Jorge González, (alias “Bombillo”), quien aseguró que los nicas que se encontraban en el campamento, unos 600 hombres, eran todos exGN de Somoza. También, que muchos veteranos entrenadores del campamento ya estaban en Centroamérica luchando junto a los primeros grupos Contras denominados como UDN-FARN y el Ejército Nacional de Liberación (ELN).

También se identifica a un ex oficial de la CIA, Thomas Clines, quien, junto a dos oficiales norteamericanos de origen cubano, Rodrigo Quintero y Félix Rodríguez, inician a asistir a los exGN somocistas en el exilio. Para ese tiempo muchas bandas somocistas son incorporadas a la Legión 15 de Septiembre, las que generan varias incursiones, hostigamientos fronterizos y todo tipo de actividades ilícitas de robo y abigeo en el territorio nacional.

En abril de 1981, un día después de que la Casa Blanca suspendiera la ayuda financiera a Nicaragua, Alan Riding, del New York Times, publica un reporte titulado, “Los exiliados de derecha planean una invasión a Nicaragua”. Una “fuerza libertadora” de 600 hombres ya están en Honduras y unos mil más se les unirán procedentes de Miami y Guatemala.

El 20 de junio de 1981, se publica en el diario “New Republic”, la existencia de un plan para llevar a cabo “Operaciones Secretas” de la CIA contra Nicaragua. En esta entrega sí citaban a muchos funcionarios del nuevo gobierno de Reagan, mandatario que desde febrero de ese año estaba considerando conducir una operación paramilitar al estilo de Bahía de Cochinos (1961) en Cuba.

Hasta agosto de 1981, las operaciones contra Nicaragua estuvieron dirigidas por Néstor Sánchez, el jefe para la División de Latinoamérica de la CIA. Un norteamericano de sangre mexicana, con tres décadas de trabajo en Latinoamérica, ligado a las operaciones encubiertas del golpe al presidente Gustavo Jacobo Árbenz, de Guatemala (1954), el Proyecto Cuba (1960- 1981). Fue jefe de las estaciones CIA en Venezuela, Colombia y Guatemala. Muy conectado con el General Manuel Noriega, de quien se decía era agente de la CIA. Néstor Sánchez se traslada al Pentágono a asumir la vicejefatura de la Secretaría para los Asuntos de Defensa en América Latina, donde iba a especializarse en el suministro de armamento y financiamiento a los países de Centroamérica.

El 3 de agosto de 1981, Duane R. Clarridge, también conocido como “Dewey – Maroni”, quien hasta hacía poco era el jefe de estación de la CIA en Roma, asume la jefatura de la División CIA encargada de las operaciones secretas para Latinoamérica, ubicada en el tercer piso del cuartel general de la CIA en Langley, Virginia. La intensidad que habían tomado las operaciones encubiertas al mando de William Casey lo demuestra la creación de tres principales fuerzas de tarea dentro de la División de Operaciones (DO). La FT-Afganistán, FT-Angola y FT-Centroamérica. Con esto trataron de reparar el daño en materia de entumecimiento de los “chicos malos” de la agencia, ocasionado desde las administraciones de Richard Nixon con el escándalo del golpe de Estado a Salvador Allende, en Chile, en 1973; el del Watergate; la derrota en el Sur de Asia de Gerald Ford (Vietnam, Laos, Kampuchea) y Jimmy Carter a la Dirección de Operaciones.

La FT-Centroamérica, integrada por cientos de oficiales disgregados en el Cuartel General de la CIA en Langley y otros cientos en los cinco países centroamericanos, estuvo primeramente bajo el mando de Jerry Svat, Jerry Grunner, Vicent Canistraro y finalmente por Allan D. Fiers. Coordinaría con otras estructuras de la CIA, como la División de Actividades Internacionales, que proveía a los especialistas en propaganda, acciones políticas y paramilitares, la Oficina de Servicios Técnicos, encargada de responder a los requerimientos técnicos incluyendo los de demolición, la Oficina de Servicios Médicos, la de Comunicaciones y Logística.

El 10 agosto de 1981, se une el UDN con la Legión 15 de Septiembre en una reunión en ciudad Guatemala, bajo el nombre de Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), que estaría compuesta por un directorio político a la cabeza de Cardenal, Arístides Sánchez, amigo de Somoza, Mariano Mendoza, un ex líder sindical y Enrique Bermúdez, como jefe del estado mayor militar. El FDN pronto se trasladó a ubicar su base de operaciones a Honduras.

Cabe destacar que cada uno de estos nicaragüenses fueron seleccionados y aprobados por el equipo encargado de la CIA, así como la conformación de este nuevo híbrido político paramilitar. Alcanzada esa etapa organizativa de la Contra, la CIA procedió a solicitar nuevas órdenes ejecutivas presidenciales, que incrementaran los objetivos de derrocamiento del FSLN, el financiamiento a la Contra y un mayor nivel de guerra dentro de Nicaragua.

El 19 de septiembre de 1981, es aniquilado Pedro Joaquín González, alias “Dimas”, jefe de una banda de MILPAS, que iban a formar parte de una guerra campesina abastecida y entrenada por la CIA y exGN.

En septiembre de 1981, Duane R. Clarridge presentó un plan más agresivo en el “Proyecto Contra”, que requería mayor financiamiento, mayor cantidad de Contras y un nivel de guerra que sirviera al propósito de derrocamiento del gobierno sandinista.

En octubre de 1981, se dio la realización de las maniobras militares navales en conjunto con Honduras del ejército USA “Halcón Vista”, frente a las costas nicaragüenses como señal de posible intervención militar.

El 8 de noviembre de 1981, la revista Newsweek publica un artículo explicando, que “el objetivo de la “Operación Nicaragua”, tiene por objetivo: Desestabilizar y socavar al gobierno de Nicaragua apoyado por Cuba”.

El16 de diciembre de 1981, el Director de la CIA, William Casey, presenta una nueva iniciativa al presidente Reagan de más acciones secretas.

De ahí en adelante, hasta 1990, Nicaragua se vio convulsionada por un río de sangre y una noche de muerte que nos costó más de 50 mil vidas y un retraso económico del que hasta hoy día no terminamos de salir.

Hoy, no podemos descuidar la historia más que nunca, porque el haber salido de la guerra nos condujo a cierta paz en la que el robo, la corrupción, el hambre y la extrema pobreza dirigidas por el directorio político de la Contra-FDN y no por los miles de Contras que combatieron en las montañas. Y ese periodo se extendió por largos diecisiete años hasta el retorno del FSLN en el 2007. ¿Debemos entonces dejar que se repita la historia, a sabiendas de lo que le espera al pueblo y al país entero con el directorio político de la neocontra, que ya está en Washington? ¿Realmente representan éstos los intereses del pueblo y la nación?

*Director del Centro de Relaciones Internacionales.

Fuente: Visión Sandinista

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