Covid-19, un boomerang para Estados Unidos

Manuel Espinoza

A pesar de esos múltiples intentos que en los últimos cuatro años la administración Trump ha venido implementando para reforzar la estructura de poder del orden internacional bajo su hegemonía, lograda tras la Segunda Guerra Mundial en 1945 y tras la caída del sistema socialista en 1991, los niveles de interdependencia del sistema internacional se lo están impidiendo.

Por lo anterior, decir que con la propagación de la operación Covid-19 a nivel global EEUU ha ganado la batalla por el liderazgo y la supremacía mundial, es pecar de ingenuo. De igual manera es muy temprano alegrarse para los que creen firmemente que ya le ganaron la partida a China. ¡Muy al contrario! Como suele decirse en Hollywood, «el imperio chino contraataca».

China representa 1/3 del crecimiento económico del planeta y no hay sector de la economía global a la que no esté ligada.

Su crecimiento anual por más de 15 años había sido en más de 8 puntos en términos del PIB, y aun en los últimos dos años no ha bajado de un promedio de 6.5% y 6.1% respectivamente y aun para este año se pronostica en un 5.4%, mientras, que la economía mundial ha crecido apenas 2.2 veces consecutivamente.

La economía mundial

El decrecimiento de la economía China de igual manera se refleja negativamente en la economía mundial. Por ejemplo, la guerra comercial entre EEUU y China se saldó más de 850 mil millones de dólares en pérdidas en 2019. Para la primera mitad de febrero de este año se calculaba que, si China lograba a finales de marzo salir del cuadro de crisis con el coronavirus, el daño a la economía global presentaría una cifra similar a los 250 mil millones de dólares que se perdían trimestralmente en la guerra comercial entre ambos el año pasado. De ser cierto, a esta fecha la economía mundial ya tiene una pérdida de más de 1 billón de dólares y solo en el marco del enfrentamiento de las dos primeras economías mundiales.

La perspectiva para varios sectores de la economía mundial tras la aparición del virus no es nada alentadora, con bajas en los mercados bursátiles de un billón y medio de dólares.

Pero, además que China estaba preparada tras enfrentar el brote del SARS en el 2003, el nivel de interdependencia del planeta con la potencia oriental es tan claro, ¡que si estornuda el resto del planeta se resfriará!

Sobre todo, la crisis afectará:

– a las compañías mineras de África, Australia e India, la industria del turismo de Europa, Tailandia, Singapur, Filipinas, Vietnam y las zonas geopolíticas más cercanas.
– a la mayoría de las aerolíneas mundiales.
– a los productores de petróleo, ya que los precios del petróleo Brent cayeron un 21% desde principios de enero. Después de la reunión de la OPEP del 5 de marzo el golpe fue mayor a la economía USA tras la negativa rusa de no bajar los niveles de producción petrolera.
– a los fabricantes de microchips y pantallas en Corea del Sur y Malasia,
– a los fabricantes de equipos en Alemania, Japón, República Checa, Hungría y Polonia,
– y a los fabricantes mundiales de automóviles que dependen de componentes de China como Nissan Motor, Honda Motor, Siemens AG, Tesla Inc. y Peugeot.

El impacto negativo en la economía global en el comercio y las finanzas internacionales se ha hecho sentir ya. Cuidado y el Covid-19 no será tan dañino como lo que vendrá después en términos económicos para todo el planeta.

La economía europea

Europa como subsistema continental ha sido golpeado hasta los más básicos cimientos del modelo neoliberal que los sustenta, creando toda una fisura en el modelo mismo a nivel global. Prácticamente la llegada de China al corazón financiero europeo ha sido más rápida a través del brote del Covid-19, que por su ruta de seda.

Los europeos primero generaron medidas particulares de cierres fronterizos en un «sálvese quien pueda» al estilo británico. La cantidad de casos confirmados y los muertos por el Covid-19 en Italia, España y Francia principalmente los obligó a iniciar acciones de endeudamiento interno para paliar la crisis, que solo podrá repararse con el endeudamiento externo.

La ruptura del imperio del dólar y su esquema de venta de los bonos de deudas ha pasado a un segundo plano para los europeos ya que ellos mismos han tenido que emitir su propio bono continental. Con toda seguridad China dejará de comprar más bonos a los norteamericanos e iniciará su compra a los europeos.

Estamos claros que la operación «Wuhan 2020» para la élite mundial tiene por objetivo la futura movilidad y estabilidad del dólar como moneda única de valor global ante el resto de divisas internacionales vía la orgía de préstamos, créditos y endeudamiento de gobiernos y capital privado a nivel mundial que presenten el brote del Corona virus como causa principal.

La fisura entre Europa y EEUU

Para EEUU ha sido reconfortante ver cómo los europeos sí pueden extraer de sus finanzas locales el famoso 2% que Washington les exigían debían de invertir en el presupuesto de la defensa transatlántica. Bajo una óptica netamente de análisis de inteligencia militar, a partir de hoy la OTAN contará con mejores capacidades de combatir en una guerra bacteriológica para la cual no estaban preparada y para la cual supuestamente no estaba interesada.

He ahí la enorme fisura que se ha abierto en la unidad trasatlántica. Por un lado, el brote del CONVID-19 ha demostrado lo inútil del ejercicio entre tropas de la OTAN «Defender 2020» con más de 30 mil tropas contra Rusia donde la amenaza no necesariamente es esa, sino sus propias incapacidades de lidiar en conjunto con una amenaza bacteriológica.

En segundo lugar, queda demostrado la imposibilidad de EEUU de ayudar a Europa a mitigar la crisis no solo por el desgaste económico norteamericano palpable, sino por un egoísmo ilustrado, que le permite a Washington ver cómo los europeos se lamen solo sus heridas teniendo que recurrir a la ayuda de China y Cuba. Para el imaginario común, EEUU ya no es el benefactor que aparenta ser como en su canto de sirenas a la OTAN y su participación en la defensa europea.

La economía estadounidense

Aun cuando el que ataca primero consigue una enorme ventaja, esta vez los norteamericanos pagarán muy caro la aventura de una operación de guerra bacteriológica como ésta para manipular los procesos geoeconómicos y geopolíticos a su favor y en contra de China.

Aislar a China comercialmente, reducir su crecimiento económico, desprestigiarlos culturalmente en sus hábitos gastronómicos y debilitar el yuan son tan solo parte de sus planes contra China en esta segunda fase. Sin embargo, el fenómeno del boomerang ha tardado muy poco en golpear a la economía USA.

China usó la crisis para bajar los precios de todas las empresas en su territorio y motivar a sus socios mayoristas extranjeros a venderlas producto del miedo a que el brote se volviese incontrolable. Se calcula que al comprar estas empresas extranjeras, China ha recuperado más de 20 mil millones de dólares en un abrir y cerrar de ojos.

Como lo hemos afirmado anteriormente, China puede dejar de comprar bonos del Tesoro de EEUU o por lo menos no en el volumen que hasta ahora lo hacía.

Ahora EEUU, además de preocuparse por la guerra tecnológica en todas las esferas con China, la reducción de la comercialización de sus productos no solo porque son menos competitivos que los chinos en calidad y precio, sino por la caída de los mercados globales durante el brote del virus que ha afectado su capitalización en los mercados de valores, lo que a su vez afectará los ingresos del ciudadano estadounidense promedio, el 60% de los cuales están involucrados y viven de las operaciones en el mercado de valores a través de los ingresos por pensiones, inversiones y otras formas.

En Estados Unidos el gasto del consumidor supera el 70% del Producto Interno Bruto, que será gravemente afectado por la crisis combinada y, por ende, impactará a empresas como Amazon (comercio electrónico), el turismo interno, líneas aéreas, cruceros y hoteles, McDonald’s, Starbucks, Netflix, Disney y la industria bibliográfica, automotriz y cinematográfica.

Una cara de lo que viene a lo interno de la sociedad norteamericana ha sido el incremento de la compra interna de armas de fuego. Según Los Ángeles Times del 23 de febrero al 4 de marzo, las transacciones de venta de armas aumentaron un 68 % en comparación con los 11 días anteriores.

Otro ángulo es el golpe que el presidente Donald Trump recibirá de los demócratas por el mal manejo del inicio de la crisis en pleno año electoral.

Lo peor para la economía de los adversarios occidentales de China está por venir, sobre todo para los estrategas del Pentágono y la Casa Blanca que han podido ver como unos objetivos se cumplen y cómo otros se les han revertido con 46,450 casos positivos y 593 muertos por Covid-19, hasta el 23 de marzo, convirtiéndose en el tercer país más afectado.

Desde luego que la guerra entre la élite de poder global occidental contra China aún no termina, pero hoy más que nunca en esta nueva forma de lucha de «guerra proxy», la cultura de guerra y estrategia china sale al relieve en la famosa frase de Tsun Tzu quien afirmó que «la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando podemos atacar, debemos parecer incapaces».

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