Venezuela resiste la guerra imperialista

* Desde el anuncio del proyecto del Canal Interoceánico de Nicaragua se ha intensificado la guerra no convencional contra los gobiernos antiimperialistas y populares de la región.

 

El complot contrarrevolucionario concebido por la trastornada y mostrenca oligarquía venezolana y el tenebroso fascismo internacional auspiciado por el imperialismo, ha zozobrado en los mares de la resistencia del proceso revolucionario bolivariano y chavista.

La ofuscación de los filibusteros contrarrevolucionarios evidencia el fracaso de sus planes sediciosos. En su facundia sulfurada se percibe la impotencia de la derrota al no lograr «salir» del presidente Nicolás Maduro, a estas fechas del calendario.

Los delirantes planes de guerra, conspiración, manipulación y terrorismo han naufragado con todo y su balandro errático y la horda contrarrevolucionaria a bordo.

El pueblo revolucionario y digno de la República Bolivariana de Venezuela está resistiendo las maniobras mediáticas de engaño, la propaganda venenosa y el torpedeo sistemático propalado por los agentes de las oligarquías externas, las ONG y demás agencias de Washington y la Unión Europea.

La guerra económica enfilada a entorpecer la producción, importación, el suministro y la distribución de bienes y servicios básicos a la población en general, pero, con objetivos de golpear específicamente a las masas sencillas del país; se ha contrarrestado con medidas ejecutivas, administrativas y punitivas, complementadas con decisiones gubernamentales y acciones del Poder Popular; por un lado, y con la movilización de las organizaciones del pueblo, por otro.

La creación de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) ha sido un paso determinante para contrarrestar el acaparamiento, el contrabando y la especulación con alimentos y productos de uso cotidiano en el hogar; y a la vez, para movilizar al pueblo frente a la arremetida terrorista de la contrarrevolución.

El pueblo organizado en las comunidades rurales y barrios urbanos, especialmente los más pobres, articulan la unidad de los colectivos obreros, femeninos, juveniles, campesinos, indígenas, artistas y profesionales con las Fuerzas Armadas Bolivarianas, la Policía Bolivariana y las Milicias Bolivarianas.

Ese entronque fuerza armada con el pueblo se engarza con las manifestaciones de apoyo a la Revolución Bolivariana, sus logros y transformaciones.

Se ha regresado a las calles y cada día vemos a la mujer venezolana del pueblo, a estudiantes, a las naciones indígenas, a los trabajadores del petróleo, a los obreros industriales, a las organizaciones campesinas, a la gente de la cultura; manifestarse, celebrar los avances del proyecto social de Chávez, la independencia, las conquistas sociales, salir a la calle con alegría y beligerancia.

De la misma manera, los rostros de miles y millones muestran el repudio a los vende patria, a los traidores y corruptos, a los bandoleros que han hecho daño a la Revolución.

Denunciando y castigando a funcionarios y burócratas aprovechadores y oportunistas dentro del mismo gobierno, a los provocadores, forajidos y mercenarios entrenados y sufragados por la oligarquía y las agencias imperialistas, a los diputados de la Asamblea Nacional, gobernadores y alcaldes de la MUD-Contra; promotores de la violencia y cínicos instigadores de la intervención militar extranjera y del estropicio de la soberanía.

La defensa de la independencia, del territorio y de la revolución frente a las amenazas y los peligros reales de invasión y el derrocamiento del gobierno revolucionario, son una constante en la agenda y la tarea diaria del pueblo venezolano consciente y chavista.

El ardor y decisión de combate se manifiesta cada día en plazas y avenidas con el gentío expresando su convicción en el desarrollo del proceso de cambio y la libertad alcanzada, para no volver atrás, para seguir la obra de Hugo Rafael Chávez Frías y los sueños de Bolívar.

En el departamento de intereses del auto proclamado «patio trasero» del imperialismo; la OEA, la base diplomática de las invasiones yanquis en la historia moderna de América Latina y El Caribe, el carro destartalado de la contrarrevolución ha tropezado con la verdad y el decoro de la representación política de la República Bolivariana de Venezuela, y las presentaciones coherentes de los Estados de la región aglutinados alrededor de la CELAC, UNASUR, AEC, CARICOM, PETROCARIBE y ALBA.

El Saltimbanqui de Washington y cofrade de la Contrarrevolución venezolana Luis Almagro, se ha hundido en el pantano de la ignominia haciendo el ridículo junto a Henry Ramos Allup, en una tragicomedia deprimente.

Otra de las estaciones en la hoja de ruta de la invasión consistía en activar la repiqueteada «Carta Democrática», en su artículo N° 20, lo que es un error y horror político, al tratarse de la República Bolivariana de Venezuela y el constitucionalmente establecido gobierno de Nicolás Maduro Moros.

En dos ocasiones intentaron maquinar la intervención golpista mediante el mencionado instrumento de la «Carta», otro artificio de la diplomacia despótica del imperialismo, pero, con la gestión lúcida de la representación bolivariana y las argumentaciones inteligentes y graníticas de la Canciller revolucionaria Delcy Rodríguez, apoyadas por las delegaciones amigas de la resistencia latinoamericana, se derrumbaron vencidos por la verdad y la cohesión de los gobiernos populares e independientes.

La estrategia de Washington es promover el «cambio de régimen» mediante golpes de todo tipo y el intervencionismo masivo y demoledor.

Los objetivos esencialmente políticos con los métodos de golpes de Estado e invasiones contrarrevolucionarias tiene entre sus factores a las oligarquías amotinadas y guarimberas, la IV Flota del Pentágono movilizada en 2008, a fuerzas de la infantería de marina de EE UU acantonadas en un enjambre de bases diseminadas tácticamente por el continente; a las inusitados dispositivos de la estratagema electrónica y mediática paralela, las ONG, las turbias redes sociales; y los insólitos ejércitos mercenarios S.A., al estilo Academi, y las tropas de terroristas del género AL-Qaeda y el Daesh.

Desde el anuncio del proyecto del Canal Interoceánico de Nicaragua se ha intensificado la guerra no convencional contra los gobiernos antiimperialistas y populares de la región.

Los saqueos de Cerezal, Petare, San Cristóbal y Cumaná se inscriben en el itinerario hacia la invasión. En el disonante piano de la guerra contra Venezuela Bolivariana se teclean la «Carta» de Almagro y sus compinches en la OEA, y los tumultos en puntos de la geografía venezolana, a su debido tiempo.

Recuérdese la sentencia del generalato del Comando Sur que anunciara actuar por razones humanitarias, o en caso de crisis de abastecimiento y caos por hambre del pueblo venezolano.

Tienen bien afinado el reloj de la invasión y sus bien aceitadas agujas se mueven exacta e inexorablemente.

No obstante, Ramos Allup, la MUD-Contra, Almagro y sus aliados de pacotilla en la OEA; están haciendo recuento de los destrozos sufridos en Santo Domingo.

En la guerra asimétrica en sus versiones de IV y V generación que están mecanizando, degeneran en insólitos desafueros como es implorar la invasión a la República Bolivariana de Venezuela por tropas extranjeras. Un acto absurdo del actual Directorio de la Asamblea Nacional, controlada por la MUD-contra.

En la irracionalidad del racionalismo oligárquico es válida una política rastrera y supeditada a Washington, de semejante calibre. Es inconcebible la desfachatez de los objetivos de la contrarrevolución venezolana; lo que no les da licencia para arrodillarse a los poderosos intereses neocoloniales y abrirle los portones al depredador imperialista, ni a conspirar desde la Asamblea Nacional para derrocar el Gobierno legítimo elegido por la mayoría del pueblo venezolano.

En ambos casos los actos de los dirigentes de la MUD-contra son actuaciones facciosas y de traición a la soberanía y al pueblo venezolano, que atropella la Constitución Bolivariana vigente y que violenta los derechos políticos, la jurisdicción de las decisiones democráticas, la estabilidad social, la paz y el derecho a la vida.

Con la Carta Magna Bolivariana en la mano el pueblo consciente debe responder a los renegados y miserables de la oposición –contra y pasarlos a la justicia popular.

Los cargos por amotinamiento, incitación a la violencia, promoción del terrorismo, la destrucción de bienes públicos y privados, atentados dinamiteros, saqueos, guarimbas que han costado la vida a decenas de mujeres y hombres inocentes; el belicismo económico y mediático; la obstrucción, retención y el mercado negro de productos y servicios básicos a la población; los variados sabotajes al funcionamiento de la producción, el comercio, el abastecimiento usual, a la soberanía alimentaria, a la eficiencia de las de instituciones del Estado; todo un boicot sistemático que ha impedido garantizar los derechos fundamentales a la población; llenan muchos folios.

La obstinación en la intentona por retroceder a Venezuela al viejo y descalabrado régimen burgués semicolonial, tiene a la MUD-contra convertida en una falange de facinerosos enloquecidos.

Esa metempsícosis en legión de bestias de la llamada oposición venezolana está poniendo en peligro la tranquilidad de El Caribe y América Latina toda. Su tribulación desorbitada está urdiendo la desestabilización continua en su país, e invoca una guerra criminal, que podría incendiar toda la región.

Una propensión homicida ha llevado a la oposición-contra a rogar por la guerra y suplicar por las legiones invasoras. De igual manera han promovido la escasez de alimentos y medicamentos con el acaparamiento, el contrabando, la pérdida y destrucción de toneladas de huevos, leche, cereales y otros alimentos; con lo que promueven hambre, tormento, pánico y muerte.

Aliada con la barbarie, la mentira, el terror, el dolor y la muerte la MUD-contra es una bomba sin control, que opera con mercenarios a sueldo, con terroristas internacionales contratados y adiestra a malhechores para que, incluso usando granadas de fragmentación, incrementen los magnicidios y saqueos en las ciudades, parroquias y carreteras venezolanas.

Es una escuadra furibunda repartiendo hachazos mortales que se pueden catalogar como crímenes de guerra y actos de lesa humanidad.

Se deslizan como espectros tenebrosos en el norte, centro y sur del continente y; más allá, maquinando las confabulaciones hostiles y perpetrando sus fechorías, con la complacencia de autoridades, enmascarados en fundaciones y ONGs distintas, y con el patrocinio de otras gorgonas oligárquicas; entre las cuales figuran expresidentes y premios «nobel de la paz».

Es urgente que nuestros pueblos organizados rechacemos las conspiraciones de la tristemente célebre oposición contrarrevolucionaria venezolana. Muchos de los jefes criminales de esa banda están tras las rejas; como Leopoldo López y otros bandidos de la misma ralea. Sin embargo, la mayoría siguen a la luz del día y en las sombras de la noche; perpetrando atentados contra los derechos humanos, contra la vida y la paz.

*Círculo Bolivariano Yamileth López (CBYLO)

Centro Popular Costarricense de Estudios Sociales (CPCES)

San José – Costa Rica

[email protected]

 

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