¿Sociedad civil “desmotivada” por falta de dinero?

Definitivamente, el caprichoso comportamiento de los autoproclamados organismos de la sociedad civil en Nicaragua resulta cada vez más difícil de entender. Ahora resulta que dicen no estar interesados en participar en la observación del proceso electoral ni en las votaciones, tras haber armado un alboroto exigiendo la observación internacional.

 

El grupo denominado Ética y Transparencia  (EyT) y la llamada Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), alegan “desmotivación” y en su “tristeza” afirman no tener interés en solicitar ante el Consejo Supremo Electoral (CSE), que los acrediten como observadores durante el proceso electoral que culminará con las votaciones del 6 de noviembre próximo.

Esta decisión puede leerse como un ardid que estos grupos utilizarán en todo el proceso electoral, hasta su final, con la lectura del resultado de las votaciones por parte del CSE, para desprestigiarlo a nivel nacional e internacional, y de paso señalarlo de fraudulento a como intentaron hacer con el realizado en el 2011, cuando el FSLN fue el legítimo triunfador.

Los de EyT alardean

Directivos de EyT, en un alarde de prepotencia se pronunciaron alegando que ellos no están considerando actualmente la acreditación, que tal vez en un futuro se decidan a solicitarla, siempre y cuando el CSE brinde “unas condiciones que su organismo considere más satisfactorias”, aunque no especificaron a qué tipo de condiciones se referían.

Pese a que el CSE todavía no ha dado por iniciado oficialmente el proceso electoral, EyT está exigiendo a ese Poder del Estado cambios al calendario electoral, de lo contrario aseguran que “obviamente no vamos a perder el tiempo pidiendo una acreditación”, evidenciando con esto una muestra clara de querer boicotear el ejercicio cívico.

CPDH busca protagonismo

Por su parte, la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), a la que no se conoce por ser un organismo de observación electoral, se sumó a esta campaña con el único propósito de protagonismo, y de querer tratar de influir negativamente en la población, sobre todo en lo relacionado al desempeño del proceso electoral y los candidatos que resulten electos.

No falta quien sospeche que algunos de estos autoproclamados “observadores” nacionales no se han decidido a solicitar acreditación, debido a que no han recibido del exterior el chorro de dólares obtenido en justas electorales anteriores.

 

 

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