Este sábado en la noche, todas las buenas emociones parecieron juntarse en la Sociedad de Nueva York para Cultura Ética, donde se congregaron cientos de amigos en apoyo a la Patria que resiste. En la jornada, inolvidable, estuvo presente y compartió un emotivo discurso el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez
NUEVA YORK.-Algún día se contará en todos los confines, con justeza, qué ha sido la Cuba en Revolución, cuánto amor ha tenido y tiene para dar, y cuán caro le ha costado el sueño -inmarchitable- de convertir este mundo nuestro en un hogar más cercano a lo humano.
Por esa verdad se hizo un nudo en la garganta de muchos, en la noche de este sábado, mientras se hablaba de bloqueo y se exigía el cese de ese castigo imperial contra una Isla que solo adora vivir. Todas las buenas emociones parecieron juntarse en la Sociedad de Nueva York para Cultura Ética, donde se congregaron cientos de amigos para dar apoyo a la Patria que resiste.
El Presidente Díaz-Canel Bermúdez llegó hasta el recinto hermosísimo y de altos puntales, para decir a la enérgica multitud que Cuba tiende abrazos al pueblo estadounidense, y a todos los hermanos del mundo, a todos los que sueñan con que ese mundo sea mejor.
No había arribado el mandatario -quien lo hizo junto a su compañera Lis Cuesta Peraza y a los integrantes de la delegación oficial que le acompaña en estos días de actividades en Naciones Unidas-, y el alto recinto se dejaba llenar de vivas a Cuba, a Fidel, al socialismo. Y una vez que todos estuvieron juntos, se escuchó el canto rebelde de una joven que proponía a todos: «Construye el futuro, rompe el bloqueo», y que recordaba que «un pueblo unido jamás será vencido».
Una caja de resonancia perfecta era la bóveda a la cual llegó también el ministro de Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela, Yván Eduardo Gil Pinto, quien habló de ideas de humanidad, como también lo hizo el joven amigo de Cuba Manolo de los Santos, el mismo que estuvo junto a Díaz-Canel, este viernes, cuando el mandatario salió a la esquina neoyorkina de Lexigton y 38 para exigir el cese del bloqueo imperial.
Hablaron otros amigos. Se escucharon hermosas expresiones, como que Cuba es patrocinadora global de una salud para todos; como que los verdaderos revolucionarios aman la vida y no la guerra; o como que el centro de gravedad del mundo se está moviendo y desde muchos pueblos que no son las grandes potencias emergen cambios en momento cruciales para el planeta.
El latido del mundo, se dijo, está en procesos revolucionarios que tienen lugar en naciones como la cubana y la venezolana. El mundo no puede más, afirmó el canciller venezolano, quien además habló sobre la urgencia de construir un nuevo modelo social.
La música de Arturo O’Farril -su jazz latino impregnando cada espacio, y también piezas evocativas de lo cubano más puro- fue como una especie de pórtico para que en un momento del acto de solidaridad el dignatario cubano subiera al podio y compartiera sentimientos y conceptos con la multitud.
«Nos sentimos muy emocionados y conmovidos, dijo, al estar participando en este acto de solidaridad de ustedes, las voces dignas de los Estados Unidos, las voces dignas del pueblo norteamericano, dando un enorme apoyo a Cuba y Venezuela, a nuestras revoluciones hermanas, diciendo No a las sanciones y a los bloqueos».
Díaz-Canel preguntó si después de todo lo acontecido esa noche en la Sociedad de Nueva York era necesario que él hablase, y una avalancha de voces clamó por el Sí.
Entonces el mandatario expresó que ante tales manifestaciones de solidaridad se siente un enorme compromiso, porque se sabe que la lucha no es solo por Cuba, o por Venezuela, sino también por los países del Sur: la batalla es por «un mundo mejor que es posible».
De un discurso marcado por la emoción, emergieron los legados de Fidel y de Chávez; la visita vivida en el 2018 a esta ciudad llena de amigos firmes; los días históricos transcurridos en esta semana; y la actual situación que vive el país caribeño, con ese bloqueo que aprieta el cuello de una nación entera, pero que no logra el objetivo de quebrar millones de voluntades.
Un momento muy especial se produjo en el recinto cuando el Jefe de Estado contó la historia de cómo el gobierno estadounidense negó a Cuba, en días duros de la COVID-19, el oxígeno medicinal y el acceso a ventiladores pulmonares.
Cientos de voces desaprobaron ese castigo al unísono; y acompañaron con emoción, afirmativamente, el hecho de que, como explicó el mandatario, los científicos cubanos crearon las vacunas que salvaron al país, los jóvenes fabricaron ventiladores pulmonares de altas prestaciones; «y así controlamos -resaltó el dignatario- la enfermedad, con un control que clasifica entre los mejores del mundo,con vacunas, medicamentos, equipamientos, y protocolos hechos en Cuba».
«Pero también resultó muy importante y altamente estimulante, recibir en ese complejo escenario la ayuda solidaria internacional, en particular de grandes cantidades de jeringuillas que llegaron de muchas partes del mundo, que llegaron de los Estados Unidos, que las enviaron ustedes», destacó el Presidente mientras señalaba a los amigos que se dieron cita en la Sociedad de Nueva York para Cultura Ética.
Sobre el bloqueo imperial, Díaz-Canel reflexionó: Es cierto que nos han causado daño, penurias, escases y otras dificultades, pero no lograron derrumbar la Revolución cubana ni lo van a lograr nunca: «La resistencia creativa del pueblo cubano ha demostrado que el imperalismo no tiene capacidad para doblegar nuestra voluntad ni quebrar el compromiso de nuestro pueblo con la Revolución y el Socialismo», enfatizó.
«Reciban un abrazo fraterno y solidario del pueblo de Cuba, reciban un mensaje de amistad para el pueblo norteamericano, y también para todos los pueblos representados por ustedes aquí», dijo el Jefe de Estado a sus interlocutores. E hizo hincapié: Creemos firmemente, como nos enseñó Fidel, que no hay fuerza capaz de vencer la fuerza de la verdad y de las ideas.
«Seguiremos junto a ustedes luchado por Cuba, luchando por el socialismo, luchando por la justicia social, luchando por conquistar un mundo mejor, y lo lograremos y venceremos», afirmó el dignatario que, en otra jornada inolvidable, cerró sus palabras con un «Hasta la victoria siempre».