Bob Menéndez, o la moral en subasta

Artífice de muchas de las «iniciativas» propuestas con el fin de dañar a Cuba, enfrenta cargos penales por conspiración para cometer soborno, fraude y extorsión 

De escándalo en escándalo transcurre la vida política estadounidense. Personalidades de la jet set del imperio, funcionarios públicos y altos cargos administrativos se ven involucrados en una impudicia endémica que, cíclicamente, sacude los entramados de la política y la sociedad. 

El senador Bob Menéndez, considerado como «el más republicano de los demócratas», artífice de muchas de las «iniciativas» propuestas con el fin de dañar a Cuba, enfrenta cargos penales presentados por la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, por conspiración para cometer soborno, fraude y extorsión. 

Su «posición de liderazgo en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado» le permitió traficar con influencias, dice la acusación. 

Menéndez, presuntamente, aceptó cientos de miles de dólares en sobornos, según informó el Departamento de Justicia de Estados Unidos, por lo que podría enfrentar hasta 20 años de prisión. 

LA MÉDULA DEL VICIO 

Si buscamos en los anales de EE. UU., encontraremos decenas de historias relacionadas con escándalos de diversos tipos, que involucran a políticos y funcionarios públicos. Uno de los primeros casos fue el del Crédit Mobilier, la empresa contratada para construir la Union Pacific Railroad, que usó acciones para sobornar a altos funcionarios de la administración de Ulysses S. Grant. 

El secretario del Interior, Albert Bacon Fall, durante la administración del presidente Warren G. Harding (1921 a 1923), arrendó a las petroleras reservas de petróleo de la Marina en Teapot Dome, en Wyoming, y otras dos locaciones en California. 

Resulta icónico el caso Irán-Contras, en 1986, cuando varios funcionarios del Gobierno organizaron una compleja operación de venta de drogas y armas de fuego, con el objetivo de financiar a la Contra nicaragüense. 

Watergate develó, en 1972, una trama de espionaje y escuchas utilizadas por la administración Nixon, durante la campaña electoral de ese año, que obligó a renunciar al Presidente, uno de los actos más vergonzosos de la historia política estadounidense. 

En cambio, uno de los sumarios más «célebres» de los últimos años fue el de Jeffrey Epstein, un multimillonario administrador de fondos de cobertura en Wall Street, acusado por abusos sexuales contra menores de edad entre 2001 y 2005. El caso involucró, directa o indirectamente, a altos funcionarios y poderosos hombres de negocio del imperio. 

Si seguimos la ruta del peculado, encontraremos en ella a varios políticos cubanoamericanos, tiburones con salpicaduras de lodo en sus inmaculados trajes. 

Por ejemplo, tenemos al senador Ted Cruz, miembro destacado del grupo conservador Tea Party, recordado por haber dejado abandonados a sus electores en medio de una terrible tormenta invernal para irse a Cancún, de vacaciones con su familia. 

Cruz pertenece a lo más conspicuo del lobby anticubano en EE. UU., junto a Marco Rubio, senador por la Florida, de quien se sospecha un pasado no muy diáfano con mafiosos y narcos. 

Para botón, una muestra: Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, fue uno de los principales críticos, dentro del partido demócrata, al acercamiento entre Cuba y EE. UU., promovido por la administración de Barack Obama. 

En los últimos siete años, Robert ha estado en la mira de las autoridades estadounidenses, por delitos de conspiración, tráfico sexual, fraude y sobornos. 

En 2017 fue acusado de 18 cargos por delitos de fraude y cohecho. Según los fiscales, recibió 750 000 dólares en donaciones, regalos, viajes en avión privado y lujosas vacaciones pagadas por un benefactor. 

Con anterioridad, el político ultraconservador estuvo implicado en un escándalo con prostitutas dominicanas. Según un informante, identificado como Peter Williams, quien alertó al fbi, Menéndez contrató y tuvo sexo con cuatro adolescentes en ese país. 

Las actas de la acusación señalan que, entre agosto de 2006 y enero de 2013, el político se hospedó en varias ocasiones en un resort de República Dominicana, conocido por ser un refugio caribeño exclusivo en la provincia de La Romana, en la costa sudeste de ese país, para el encuentro con las prostitutas. 

Un gran jurado federal determinó que el político utilizó su oficina senatorial para favorecer proyectos «a cambio de donaciones y favores», de motivar declaraciones falsas bajo juramento de trabajadoras sexuales menores de edad, y de defraudar al sistema de Salud de EE. UU. 

Bob también cuenta en su historial con la fama de permitir la expansión de la prostitución, el juego y la extorsión mafiosa, mientras fue alcalde de Union City, localidad cercana a Nueva York. 

¿Cómo logró librarse de esos cargos? Es un misterio impenetrable. 

¿CUÁNTO CUESTA UN SENADOR? 

En la investigación al político demócrata y a su esposa Nadine, las autoridades encontraron más de 480 000 dólares, un auto de lujo y lingotes de oro en su residencia. Así lo reveló la acusación de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York. 

«En la casa se descubrieron más de 480 000 dólares en efectivo, gran parte de ellos metidos en sobres y escondidos en la ropa, los armarios y en una caja fuerte, junto con más de 70 000 dólares en la caja de seguridad de Nadine Menéndez», citó La Opinión. 

Además, la Fiscalía, presentó cargos contra los empresarios Wael «Will» Hana, José Uribe y Fred Daibe, beneficiados por los Menéndez. Las autoridades señalaron que el principal implicado proporcionó información «altamente confidencial» que obtuvo del Departamento de Estado, para enviarla a su entonces novia, Nadine, quien la reenvió a Hana, y este la hizo llegar a un funcionario de Egipto. 

Según la acusación, Bob utilizó su poder e influencia, incluido su liderazgo en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, para beneficiar a un Gobierno extranjero. 

La investigación dejar ver cómo ambos implicados intentaron ocultar rastros, en correos y mensajes, y cómo operaron para favorecer a tres empresarios de Nueva Jersey, y al Gobierno de Egipto. 

La Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York argumentó que Hana logró lucrativos derechos exclusivos para certificar exportaciones de carne, gracias a la influencia de Menéndez, incluso para negociaciones sobre ventas de armas desde EE. UU. 

Menéndez, quien aspira a la reelección el próximo año, ha estado en el Senado desde 2006, sin embargo, ahora encara la segunda serie de cargos de corrupción presentados contra él por el Departamento de Justicia, en una década. 

Las reglas del Grupo Legislativo Demócrata del Senado obligan a Menéndez a dimitir como presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, pero aún puede formar parte del panel. 

No obstante, el senador rechazó renunciar tras la acusación y el pedido de otros colegas, alegando que se trata de una farsa: «Yo no me voy a ninguna parte», sentenció. 

En un juicio anterior, en el que fue absuelto, Menéndez fue juzgado en 2015 por la Oficina del Fiscal Federal en Nueva Jersey, por conspiración, soborno, fraude y abuso del poder de su cargo. 

Los fiscales argumentaron entonces que el senador aceptó más de 600 000 dólares en contribuciones políticas, una lujosa suite de hotel en el Park Hyatt de París, y viajes gratis en el jet privado de un rico oftalmólogo, el doctor Salomon Melgen, a cambio de favores. 

El juicio por corrupción terminó por anularse en noviembre de 2017, después de que el jurado informara que estaba estancado. Tras la anulación, un juez federal los absolvió de varios de los cargos en 2018, y el Departamento de Justicia retiró los restantes, refirió BBC. 

Es muy interesante que Melgen, el rico oftalmólogo, fuera declarado culpable de docenas de cargos de fraude en la atención médica, y sentenciado a 17 años en un caso separado, pero la sentencia fue conmutada por el entonces presidente Donald Trump, en 2021. 

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