¿Alemania coquetea con China?

Un artículo publicado por el canciller alemán Olaf Scholz en un par de medios de comunicación de resonancia internacional ha causado controversia. En su texto, el político alemán asegura que la comunidad internacional no puede aislar a China y pidió que Europa no sea arrastrada a un conflicto como en el siglo XX.

El gobernante alemán publicó esta columna para explicar los objetivos de su visita del viernes al gigante asiático, en medio de desacuerdos entre los líderes occidentales y Pekín debido al conflicto en Ucrania. En la Unión Europea (UE) existe la percepción de que el Gobierno de Xi Jinping apoya —o al menos no condena abiertamente— las acciones de Moscú en suelo ucraniano.

Contraria a la postura de la mayor parte de los líderes del bloque europeo, el canciller de Alemania reconoció el poder presente y futuro de la República Popular China: «Lo que esto significa con respecto a China es que, por supuesto, este país, con sus 1.400 millones de habitantes y su poder económico, desempeñará un papel clave en la escena mundial en el futuro, como lo ha hecho durante largos períodos a lo largo de la historia».

Por ello, dijo, resultan inconcebibles o poco viables «los llamamientos de algunos a aislar a China», sin mencionar países en específico, aunque desde hace meses Pekín ha denunciado en organismos internacionales que Estados Unidos busca generar tensiones internas en el país asiático o incluso promover movimientos separatistas en la isla rebelde y autónoma de Taiwán.

China también ha dicho que Washington actúa geopolíticamente bajo una lógica «de Guerra Fría» que busca dividir al mundo en dos bloques, igual que sucedió en el siglo XX después de la Segunda Guerra Mundial y hasta la desintegración de la Unión Soviética. Al respecto, Olaf Scholz escribió una reflexión: «Alemania, de entre todos los países, que tuvo una experiencia tan dolorosa de división durante la Guerra Fría, no tiene interés en que surjan nuevos bloques en el mundo».

Otro diputado, el alemán Reinhard Butikofer, del Partido Verde (integrante de la coalición gobernante de Scholz), aseguró que el viaje del canciller «probablemente la visita más debatida en el país en los últimos 50 años». En ese sentido, recordó que su país ha condenado abiertamente las hostilidades de China hacia Taiwán. La visita de Scholz, dijo, podría enviar un mensaje equivocado a Pekín.

Y es que otra de las posturas que llamó la atención en el artículo de Olaf Scholz fue la relacionada con el reciente Congreso del Partido Comunista, que concluyó con la reelección de Xi Jinping, un hecho que, desde la prensa occidental, fue criticado por supuestamente por tratarse de una mayúscula acumulación de poder en casi 10 años.

Pero el país asiático no es el único que ha cambiado. Tras el estallido del conflicto en Ucrania, dijo, el orden internacional de paz y seguridad ha sido profundamente socavado. En ese sentido, mencionó, el papel de China en organismos internacionales es fundamental.

«A principios de este año, en una declaración conjunta con otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, China expresó su clara oposición a utilizar, o incluso amenazar con utilizar, armas nucleares. Como miembro permanente del Consejo de Seguridad, China tiene una responsabilidad especial. Unas palabras claras dirigidas desde Pekín a Moscú son importantes para asegurar que la Carta de las Naciones Unidas y sus principios se mantengan», sostuvo Scholz.

Respecto a la situación geopolítica actual, desde la que emergen nuevos centros de poder, Scholz declaró que el objetivo de Alemania es establecer y ampliar las asociaciones con los distintos países. Dijo, también, que en los últimos meses han «llevado a cabo una coordinación profunda a nivel internacional» con países como Japón, Corea, India e Indonesia, así como con naciones de África y América Latina.

Sin embargo, días antes, la Unión Europea (UE) dejó claro que su idea es depender cada vez menos de las industrias chinas. Por ello, el bloque decidió reenfocar sus relaciones con Pekín.

«Hay una voluntad de evitar ser ingenuos, pero también de no embarcarnos en una confrontación sistemática. Tenemos nuestro propio modelo para construir la relación con China», afirmó el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.

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