Catargate: Servicios secretos de 5 países querían información sobre Pegasus

La exvicepresidenta del Parlamento Europeo afirma que entre ellos estarían Marruecos, España, Francia y Bélgica. 

La exvicepresidenta del Parlamento Europeo Eva Kaili sostiene que la causa judicial en su contra está relacionada con las pesquisas que la comisión de la que formaba parte realizaba sobre el espionaje político con el ‘software’ israelí Pegasus. 

La política griega, que llegó a estar en prisión preventiva, está imputada en el caso que investiga los presuntos sobornos de Catar a eurodiputados. Actualmente está en libertad con cargos y hace tan solo unos días se le retiró el brazalete electrónico que portaba para controlar su arresto domiciliario. 

Antes de quedar en libertad bajo supervisión judicial, con la obligación de estar localizable, no cambiar su domicilio y no hablar con la prensa, la exvicepresidenta del europarlamento ha relatado cómo las primeras preguntas que recibió del juez, dos días después de que estallara el escándalo, fueron sobre sus funciones como política y la de otros colegas suyos y, concretamente, sobre la comisión de Pegasus, en una entrevista en exclusiva para el diario español El Mundo. 

«Tenemos indicios de que todo el Comité de Pegasus estaba siendo investigado. Concretamente las actividades políticas relacionadas con España y Marruecos, pero no había nada relacionado con Catar», dijo Kaili, que defiende que sus hallazgos en la comisión podrían obligar a quienes estuvieran usando el ‘software’ espía a retirarlo retroactivamente de los dispositivos de los políticos, por lo que eso habría desatado «la preocupación de los servicios secretos de distintos países europeos«. 

«Según tengo entendido, eran cinco los países cuyos servicios secretos querían información sobre el trabajo del Comité», afirma Kaili al medio español, y señala que cree que «Marruecos, España, Francia y Bélgica espiaron el trabajo del Comité del Parlamento Europeo». 

La exrepresentante del partido socialista griego (PASOK), del que fue expulsada tras estallar el escándalo, asegura que las pruebas de esas labores de espionaje están en manos de sus abogados. «Se controló si había asuntos que afectaban a los servicios secretos. Hubo conversaciones de políticos conmigo que tuve que explicar y que ni siquiera sé cómo fueron interceptadas por la Policía«, sostiene en la entrevista. 

Asimismo, también cuenta que en un principio «el corazón de la investigación era Pegasus y Marruecos» y que también fue interrogada sobre la relación de muchos de sus compañeros con el país norteafricano. 

Para ella la conexión entre Pegasus y Catar «fue la consecuencia de intentar montar un caso«: «Los servicios secretos quizás abandonaron la idea de que existiera una conexión entre Marruecos y Pegasus. Como se celebró el Mundial en Catar hubo una excusa para cambiar de objetivo», añade. «Tanto a mis abogados como a mí nos parece que es una operación política basada en pruebas falsas», concluye. 

Espionaje al Gobierno español 

Sobre el espionaje que afectó a miembros del Gobierno de España, incluido su presidente, Pedro Sánchez, Kaili se muestra cauta. Señala que se sabe que la mitad de los países europeos tenía contrato con la empresa israelí NSO Group para utilizar su ‘software’ espía Pegasus y que podría haber una conexión entre Marruecos y el espionaje al Ejecutivo español. 

Al ser preguntada sobre si Marruecos podría estar también detrás del Catargate, Kaili manifiesta que no está segura y que por el contrario «parece más bien una actividad de lobby no declarada puesta en marcha por un antiguo eurodiputado que utilizó su credibilidad y la red italiana para vender información a algunos individuos». 

Además, sobre el presunto caso de corrupción en el Europarlamento, la exvicepresidenta de esta institución manifiesta que «las únicas ilegalidades» que ha visto en el Parlamento Europeo son las que se han cometido en su contra. 

En este contexto, Kaili se desliga totalmente de la investigación al exeurodiputado socialista italiano Antonio Panzeri, quien está considerado por la Policía belga como el jefe de la trama, además de ser el propietario de una fundación a través de la cual se habrían canalizado los sobornos de países del golfo Pérsico. 

Todo ello a pesar de que su marido, Francesco Giorgi, que había trabajado con Panzeri, fue detenido por vínculos con ese presunto pago de comisiones procedentes de Catar, y de que su padre también fue arrestado mientras portaba bolsas con importantes sumas de dinero en efectivo. 

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