Las repugnantes ganancias de la guerra

Manuel Valdés Cruz | Granma

El complejo militar-industrial de EEUU volverá a salir beneficiado del conflicto en Oriente Medio, como lo hizo en Ucrania y otras inestabilidades regionales en el pasado.

Los teóricos del capitalismo plantean que, para obtener enormes beneficios, es necesario invertir de manera eficiente, a fin de que la cuota de ganancia sea cada vez mayor. No basta con las privatizaciones o con la eliminación de la protección social, hace falta más, y la guerra es una gran oportunidad.

Así lo confirma una reciente publicación del diario chino Global Times, al analizar la rapidez con la que EEUU respondió al conflicto entre Israel y Palestina. «El complejo militar-industrial de EEUU volverá a salir beneficiado del conflicto en Oriente Medio, como lo hizo en Ucrania y otras inestabilidades regionales en el pasado.

«No solo en el conflicto palestino-israelí, sino en todos los conflictos, la respuesta de EEUU es siempre intensificar la violencia en lugar de fomentar la paz. Esto se debe a que la guerra trae pérdidas y dolores a la mayoría de los países y regiones del mundo, pero EEUU es uno de los pocos que pueden explotar el conflicto para obtener ganancias repugnantes», manifestó el periódico, citando como ejemplo el aumento de casi el nueve por ciento en las acciones de Lockheed Martin, el mayor proveedor de armas de EEUU.

Asimismo, cita los datos publicados en un artículo de The Nation, según los cuales los cinco gigantes del complejo militar-industrial (Lockheed Martin, Boeing, Raytheon, General Dynamics y Northrop Grumman) «se reparten más de 150 000 millones de dólares al año en contratos con el Pentágono.

«En lugar de contribuir al mantenimiento de la paz mundial, EEUU sigue alimentando la escalada y la prolongación de diversos conflictos para aportar fortunas a su complejo militar-industrial, pero lo hace a costa de vidas humanas», concluye el periódico, el cual señala que, sin guerra, a estas empresas «les resultaría difícil mantener sus negocios».

El gran capital no mide los costos porque su interés se transforma en político, si de elecciones se trata, y esto contribuye a la dominación mundial imperialista. Tampoco hay ingenuidad en los propósitos de impulsar una guerra en la que, además de recursos naturales o comerciales, el verdadero propósito es la imposición de una hegemonía.

Cuando urge un enfoque multipolar de los graves problemas de la humanidad, la guerra resulta la carta a la que apuestan, en el tablero del mundo, los explotadores de siempre.

Solo la toma de conciencia de los pueblos puede convertirse en el factor que haga prevalecer la razón por encima de la fuerza.

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